Cuba

Aunque cerca del 20 por ciento de la población activa trabaja en el sector agrícola, éste apenas representa el 4 por ciento del PIB. La agricultura cubana es vulnerable a los fenómenos climáticos extremos (ciclones, El Niño, La Niña) y al alza de los precios internacionales de alimentos y combustible. De manera general, en las últimas décadas, los resultados del sector se han desplomado debido a las dificultades para importar insumos agrícolas y equipamientos.

Consecuencia: el país importa entre 70 y 80 por ciento de los alimentos que consume. La población rural, y en especial los jóvenes, abandona el campo o se va del país. Por lo tanto, es fundamental aumentar la seguridad alimentaria mediante la optimización de la productividad agrícola y la diversificación de las producciones locales.

Otro elemento clave para impulsar al sector es facilitar el acceso al crédito de las cooperativas y de los agricultores. Con la transformación del sector agropecuario, las cooperativas de productores cobran importancia. En la actualidad administran 69 por ciento de las tierras agrícolas, mientras los organismos estatales hacen lo propio con el 31 por ciento restante. Por ello, es necesario ayudar a esos pequeños productores a actualizarse tanto en términos de capacidad como de tecnología.

La AFD contribuye al incremento de la producción agrícola y a la reducción de la pobreza en el sector rural. A través del Proyecto de Desarrollo Cooperativo Ganadero de la Región Central Oriental (PRODEGAN), en cofinanciamiento con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y con el gobierno cubano, ayudamos a cerca de 11 500 explotaciones agrícolas de los sectores bovino y lácteo a mejorar sus ingresos y apoyamos a los sectores derivados (lecherías y mataderos) para reforzar su productividad y su higiene. 
 

En Cuba, la tasa de acceso a los servicios de agua potable y de saneamiento mejorados es de cerca del 95 por ciento, pero sólo 75 por ciento de la población está conectada a una red de abastecimiento de agua y apenas 10 por ciento cuenta con un servicio continuo. Por falta de recursos y de inversión, los servicios de distribución de agua potable y de saneamiento son poco eficientes. La calidad del agua representa un problema serio, tanto para la población como para el medio ambiente.

Con el propósito de garantizar un acceso al recurso a la mayoría de la población y de mejorar los servicios hídricos y de saneamiento, la AFD asesora a Cuba para renovar las infraestructuras de agua y saneamiento que resultaron dañadas por el huracán Irma en septiembre de 2017. Contribuimos al fortalecimiento de las capacidades de intervención de las empresas públicas a cargo de la explotación y al mantenimiento de esos servicios, además de mejorar su resiliencia ante los acontecimientos climáticos extremos.

Ya se están estudiando otros proyectos, enfocados a mejorar el saneamiento de La Habana o bien los servicios de agua potable y saneamiento de Cienfuegos.
 

Además de un consumo importante de energías fósiles (96 por ciento de la mezcla energética), Cuba también depende muy fuertemente de sus socios históricos. Apenas 48 por ciento de su producción petrolera es local por lo que el costo de aprovisionamiento del país es sumamente elevado. 

Pero Cuba dispone de un alto potencial en el sector de las energías renovables, que ha sido muy poco explotado hasta ahora: energía fotovoltaica, gracias a la gran cantidad de sol de la que dispone a lo largo del año, eólica, biomasa gracias al bagazo (residuo fibroso que se extrae de la caña de azúcar) o bien recursos de madera y de marabú.

Para satisfacer la creciente demanda energética, el país pretende desarrollar las energías verdes, mejorar la eficiencia energética y adicionalmente reducir el costo de su consumo energético. El plan de desarrollo energético pretende que hacia el año 2030 las energías renovables representen 24 por ciento de la mezcla nacional. 

La experiencia cubana en materia de energías renovables es reciente por lo que necesita ser consolidada y recibir asesoría: es una de las misiones de la AFD en Cuba.
 

La carencia de infraestructuras y de servicios de transporte en Cuba limita fuertemente la movilidad de sus habitantes… Pero también afecta al turismo, un sector económico prioritario. Además, esas carencias afectan al comercio, en especial al transporte de los 18 millones de toneladas anuales de caña de azúcar.

La red ferroviaria, de más de 8 000 km de largo, se construyó a partir de 1830, durante la colonia española, y fue el primer ferrocarril de América Latina. La red corre a todo lo largo de la Isla, pone en contacto a los ocho puertos del país y está perfectamente adaptada a su geografía, así como al transporte de sus principales mercancías.

El gobierno cubano lanzó un amplio programa de renovación del ferrocarril para mejorar la calidad del servicio, su fiabilidad y su seguridad, con la finalidad de que este medio de transporte contribuya plenamente al desarrollo económico y social del país.

La AFD apoya la modernización de los talleres de mantenimiento mediante la renovación de edificios y de equipamiento, la adquisición de equipamientos faltantes y de herramientas necesarias, así como ayuda a poner nuevamente en servicio a una parte de las locomotoras y de los vagones para pasajeros. El objetivo: restablecer el servicio ferroviario cubano y mejorar su competitividad.
 

Desde la Revolución, la salud es un ámbito prioritario para Cuba. El sistema de salud cubano es reconocido a nivel mundial debido a sus resultados, a la calidad de formación de sus profesionales, y a su acceso gratuito y universal. Se trata de un sector estratégico tanto por la calidad de su política pública como por su peso económico a través de la explotación de servicios médicos.

Sin embargo, la obsolescencia del material médico y el estado de las infraestructuras limitan la oferta de salud. Por ello, la AFD apoya la modernización de los servicios nefrológicos, el desarrollo de las capacidades de análisis, de diagnóstico y de vigilancia de las enfermedades infecciosas, además de ayudar a mejorar las capacidades de control sanitario y medioambiental del país con la adquisición de equipamientos y la capacitación del personal.